miércoles, 17 de enero de 2007

Crosby y La Medida de la Realidad


Podría llamar la atención que una persona que no se interesa particularmente por las matemáticas… se fije en este libro de Alfred W. Crosby: La medida de la realidad. Hay mucha gente, demasiada, que no considera a los números como parte de la cultura; me refiero claro a una cultura básicamente literaria que desprecia los fenómenos de la cuantificación como si se tratara de labores de mediocres especialistas; aquel tipo de gente que sin sensibilidad para el arte y las emociones humanas busca en esotéricas especialidades su cuota de gloria. Pues bien, es un error, un grave error.

Y pienso que este libro podría, si se tiene la paciencia de leerlo, descubrirnos porque estamos equivocados, si pensamos como arriba se describe. El texto cuenta los cambios de mentalidad europea en el período 1250 a 1600, es decir desde la baja edad media hasta la edad moderna; cambios que fueron esenciales para llegar adonde estamos, y además muestran como algunas apreciaciones y valores tuvieron que ser desmontados por completo, ya que eran piedras en el camino de radicales avances. Detengámonos, como ejemplo, en una parte de la cuestión:

“Hoy utilizamos números cuando queremos concentrarnos en determinado tema y obtener la máxima precisión en nuestras deliberaciones. Los antiguos europeos preferían un enfoque más amplio y se conformaban con la imprecisión porque tenían la esperanza de abarcar tanto como fuera posible de lo que podía ser importante. A menudo lo que pretendían no era comprender la realidad material, sino encontrar una pista acerca de lo que había más allá de la cortina de la realidad. Eran tan poéticos en relación con los números como en relación con las palabras.” (Pág.48)

Por ello pensaban a los números de otra manera, mucho más colorista “…Santo Tomás de Aquino convirtió el número 144.000, que es la suma de los que el Apocalipsis promete que se salvarán al final de los tiempos, en una catedral de referencias santas. El mil de los 144.000 designaba la perfección (es de suponer que porque 1.000 es 10, el número de los mandamientos, multiplicado por sí mismo tres veces, y el 3 es el número de la Trinidad y de los días comprendidos entre la crucifixión y la resurrección). Los ciento cuarenta y cuatro de 144.000 son 12 veces 12. El 12 significa fe en la Trinidad, esto es, el 3 multiplicado por las 4 partes de la Tierra. Se puede interpretar que uno de los 12 que deben multiplicarse significa el número de los apóstoles y el otro el número de las tribus de Israel.” (Ibíd.)

Llegado a este punto, quisiera hacer un apartado y sugerir que esta manera “poética” de usar los números no se ha perdido por completo en nuestro mundo. Pervive, sin ir más lejos, en las notas estudiantiles, desde el primario hasta la universidad, y en las oposiciones o exámenes que se hacen con motivos variados, pero todos con el objetivo de seleccionar personal para ciertos trabajos (a veces, de por vida). Calificar con un número una respuesta de conocimiento es algo arbitrario que depende del juicio y estado mental del juez, y por supuesto usados así los números sólo sirven para organizar las respuestas en lo que se llama técnicamente una “escala ordinal”, es decir, para entendernos, que la respuesta A, es mejor que la B, que a su vez es mejor que la C (o viceversa). Aquí los números representan sólo valoraciones cualitativas, razonables o no es otra cuestión. Obviamente cualquier estadístico sabe que con esta clase de escalas hay transformaciones que no se pueden hacer, por ejemplo si se pueden sumar, pero no multiplicar y dividir… que es justamente lo que se hace con nuestras mentadas puntuaciones de examen. El resultado es un absurdo matemático (decir que el resultado de una lista de respuestas es 4,33 y que por lo tanto ese examen es superior, cualitativamente hablando, a otro que ha obtenido sólo 3,98). No obstante esta operación ilegal, desde la perspectiva de las reglas de juego de la aritmética, es la fuente de éxitos y frustraciones que pueden marcar una vida entera. ¡Y después miramos al hombre medieval con soberbia!

Volviendo al texto que hoy comento, creo que merece toda nuestra atención. Veremos tantos temas interesantes, e incluso actuales (índice analítico de materias, organizar la información, los experimentos mentales, matemáticas sin cuantificación, el misterio de la inflación, la beatitud del dinero, la obsesión de contar, etc. etc.) que me da mucha pena que esta clase de libros no sean de lectura obligatoria para toda persona moderadamente ilustrada.

Ficha Bibliográfica:

Crosby(1997), Crosby, Alfred W, "La Medida de la realidad. La cuantificación y la sociedad occidental, 1250-1600" , Crítica, Libros de Historia, Barcelona, 1998, Tit.Orig. The Measure of Reality. Quantification and Western Society 1250-1600, Cambridge University Press.

2 comentarios:

Witilongi dijo...

Habrá que echarle un vistazo a ese libro porque parece muy interesante.

Anónimo dijo...

Es muy interesante el libro!