La última novela de Henning Mankell no tiene personaje conocido. Los habituales de este autor, sueco para más señas y que vive en Maputo, Mozambique, quizá se fastidien un poco. Cuando uno se acostumbra a un personaje, le gusta seguir sus avatares en diferentes libros. Esto ya hace tiempo lo aprendieron los novelistas, y más aún las editoriales, y por eso es moda de nuestra época que florezcan las series dedicadas a un protagonista principal. Mankell también lo hizo, con su comisario Wallander, pero no si por error de cálculo o para no llegar a odiarlo, el comisario fue envejeciendo rápidamente de novela en novela. De tal modo que en la última, sólo cabía el recurso de recordar su época más jóven (ver de esta misma colección y editorial “La Pirámide”); también es cierto que en las posteriores no sólo siguió con su hija, antes conocimos a un posible cuñado… en pocas palabras, toda la familia presente y futura de nuestro comisario siempre lleno de dudas y pensamientos políticamente no correctos.
Sin embargo en ésta que hoy traigo al blog no se decidió por nadie cercano a la familia Wallander, y trae nuevos e interesantes protagonistas que, claro, le suceden cosas que no pretendo desvelar ahora (para eso está el libro). No obstante a mi me gustó, aunque me recordó, por su temática otro libro leído hace tiempo sobre un jardinero que fue apartado de su oficio inesperadamente. Si no me comprendeis, pensadlo luego de leer la historia.
La temática es de Mankell, sin ninguna duda. Sus libros son espesos y en ellos suceden cosas sombrías (como el tiempo de su querida Escania), en este caso también se traslada a lugares más cálidos, pero siempre hay problemas serios donde Mankell se presente. A veces me he preguntado si es un autor que escribe novelas policíacas para dar salida a su vena social, o si encubre sus denuncias, a propósito, con una temática policíaca. Cada cual puede tener su opinión al respecto.
Ficha Bibliográfica:
Mankell(2005), Henning Mankell, "El Cerebro de Kennedy", Tusquets Editores, Colecc.Andanzas, Barcelona, octubre 2006, pp.340.
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