lunes, 9 de julio de 2007

A.Beevor. El misterio de Olga Chejova

Esta vez Beevor explora la extraña vida de una actriz de origen ruso, Olga Chejova, quien triunfó en la Alemania nazi consiguiendo el título de “Actriz del Estado” y fue admirada intensamente por Hitler mientras, paralelamente, estaba al servicio de la NKVD; barajándose la posibilidad, por parte de la entidad soviética, de que Olga participase activamente en un atentando contra el führer.

Una rocambolesca historia que muestra la versatilidad de este escritor inglés, oficial de ejército británico y que ha escritos excelentes libros sobre la segunda guerra mundial, como el ya comentado en el blog, “Stalingrado”. Anthony Beevor, Caballero de las Artes y las Letras por el gobierno francés, describe los comienzos de Olga, emparentada con el escritor ruso Antón Chejov, y su difícil vida durante la revolución rusa de 1917. La historia prosigue con la huída de Olga a Berlín y el posterior triunfo en los círculos cinematográficos de la capital alemana. También se muestra los largos brazos de la NKVD rusa, la policía secreta dedicada a los enemigos políticos del régimen, y como toda la inmigración rusa está infiltrada por los agentes de Stalin, amén de la forma en que lograron que Olga colaborara con el espionaje soviético.

Un libro sobre un episodio menor en la historia del nazismo alemán, pero que muestra los profundos e intrincados lazos entre rusos y alemanes, unidos en una admiración y aborrecimiento mutuos de carácter muy intenso.

Sirva de ejemplo este fragmento que muestra esta extraña madeja de sentimientos y vínculos: “Liev Kniper, ruso de impoluta sangre alemana, se había transformado en un apasionado devoto de la causa soviética en la Gran Guerra Patriótica. Su hermana, Olga Chejova, empero, se tornó, según todo parece indicar, cada vez más germánica, por más que estuviese dispuesta a cualquier cosa por ayudar a sus familiares de la Unión Soviética. Se diría que la pasión –correspondida- que profesó durante la guerra por Jep, su amante de la Luftwaffe, evolucionó hasta convertirse en una verdadera relación telepática, a pesar de que, por lo general, se hallaban a varios cientos de kilómetros de distancia uno del otro. En sus cartas, él afirmaba oír su voz en el aire y le confiaba sus sueños…” (pág.212)

Si se tiene en cuenta que Olga era de sentimientos germanistas, y que no obstante ayudaba al NKVD ruso en sus planes, y que amaba a un aviador alemán que luchaba contra Rusia, mientras su hermano luchaba por la causa soviética… se comprenderá que no es fácil establecer nítidas distinciones entre lealtades superpuestas y además contradictorias.

La vida de Olga transcurre entre lujos, sobresaltos, agudos temores por la suerte de su familia y los nuevos vínculos con el poder político que su triunfo en Alemania le reporta. Beevor muestra, con breves y acertadas pinceladas, el terror a que es sometido el pueblo soviético emparedado entre la crueldad de las tropas invasoras por un lado y la crueldad “patriótica” del régimen comunista por el otro; y cómo la familia de Olga, de un modo incomprensible (para sus contemporáneos), se salva de las sucesivas purgas que asolan a los son de origen alemán, o están emparentados con los intelectuales de la primera hora de la revolución. Un libro que arroja una perspectiva mucho más matizada de aquellos años difíciles que, ahora, resultan difíciles de imaginar a pesar de su cercanía en el tiempo.

Y con este comentario me despido por lo que queda de julio y principios de agosto. Espero, si no hay contratiempos, volver al blog en la segunda semana del próximo mes, e incluir los comentarios de los libros que haya tenido ocasión de leer.

Ficha Bibliográfica:

Beevor(2004), Anthony Beevor, “El misterio de Olga Chejova”, Círculo de Lectores, www.circulo.es, Barcelona, 2004. pp.334. Tit.Orig: The Mistery of Olga Chekhova

Nota: La cubierta muestra a Olga Chejova durante una recepción de Ribbentrop (mayo de 1939) junto a Hitler, Goering Keitel.

viernes, 6 de julio de 2007

J.L.Teodoro Peris. Vida i mort de la llengua llatina

Un libro que hoy me gustaría comentar es poco habitual en este blog, tanto por su temática como por su lengua. El tema es el uso del latín en el siglo dieciocho y la polémica que se suscitó en Europa a raíz de un artículo publicado en 1767 por el coautor de l’Encyclopédie francesa, Jean le Rond D’Alambert en el cual el autor si bien aceptaba que el latín fuera el idioma de comunicación científica entre los estudiosos europeos, de lenguas diversas, consideraba que no era un idioma, en su estado presente, adecuado para lo creación artística. Esta posición en realidad tenía mucho calado ya que apuntaba directamente a la valorización de las lenguas nacionales, en detrimento del latín, y fortalecía el nacionalismo creciente que desde finales del siglo XVIII fue la característica de los Estados europeos. La posición de D’Alambert fue rechazada con disgusto por los sectores más tradicionalistas localizados fundamentalmente en las universidades; y aquí aparece el nombre de Mateu Aimeric, de la Universidad de Cervera que escribió un libro muy bien fundado donde se rechaza de plano el argumento del francés, defendiendo la tesis de que el latín es perfectamente válido para todos los usos, no sólo los científicos sino también los literarios.

Antes que nada, y sobre todo para los lectores no españoles, debo reseñar brevemente cual era el papel de la Universidad de Cervera en esa época. Cervera es una ciudad de la provincia de Lérida, dentro de Cataluña, de origen muy antiguo ya que si bien su existencia está documentada desde el año 1026 el lugar está poblado desde, se calcula, el siglo VI antes de Cristo. La Universidad citada fue muy importante en el siglo XVIII. Construida por Felipe V se mantuvo, durante los años 1740 a 1842, como la única universidad que funcionó en Cataluña, y en ella estudiaron personajes claves en la vida del país como Narcís Monturiol, Joan Prim, Jaume Balmes y Milà i Fontanals. En el siglo XVIII esta universidad era dirigida por los jesuitas y el profesor Mateu Aimeric, participaba como destacado miembro del claustro. Más tarde, cuando la expulsión de la Compañía de Jesús del Reino de España se hizo realidad por Carlos III (el 31 de marzo de 1767), Aymeric se trasladó, junto con muchos miembros de la orden a Italia, país en el que publicó su libro defendiendo la importancia del uso del Latín (Quinti Moderati Censorini de vita et morte Latinae linguae paradoxa philologica - Paradojas sobre la vida y la muerte de la lengua latina-. Ferrara, 1780).

La Universidad de Valencia es la responsable del texto que hoy cito debido a la pluma de José Lluis Teodoro Peris, Dr. En Filosofía Clásica, quién describe la vida de Aimeric comentando detalladamente su libro. Además, en esta edición, se incluye una versión catalana del texto original del profesor de Cervera.

Los argumentos de Mateu Aimeric me interesan ya que dan cuenta de un estado de vitalidad en el uso de la lengua latina que no se corresponde con la creencia actual sobre su papel en la historia de Europa contemporánea. En realidad esta lengua ha sido usada ininterrumpidamente en nuestro continente desde la época de los romanos, si bien, a partir del siglo IX, aproximadamente, dejó de ser un idioma de uso generalizado para convertirse en la lengua de cultura donde personas de cualquier parte de Europa podían comunicarse venciendo las barreras idiomáticas que poco a poco se habían alzado como consecuencia del desmembramiento del Imperio Romano. Su papel era el típico de una lengua común restringida al uso del estamento intelectual y religioso europeo.

Se podría decir, y hay abundantes señales de ello, que sólo a partir del siglo XIX, en un proceso gradual e imparable el latín desaparece de las universidades y centros científicos europeos. Por lo tanto es un proceso propio de nuestra época post Revolución Francesa y responde básicamente a razones políticas referidas al desarrollo y consolidación de los estados nacionales.

Queda por ver, como piensan algunos, si la progresiva dilución de los Estados en unidades mayores, como la Unión Europea, no llevará necesariamente a un resurgimiento de la lengua común. Esto es un tema problemático, debido a que, como se sabe, la naturaleza odia el vacío y la función de lengua puente ha pasado al inglés; pero, sin ánimo de confundir, podría suceder que circunstancias imprevistas hicieran resurgir soluciones que ahora parecen improbables. En todo caso, sin hacer prospectiva, es evidente que el latín ocupa un ancho espacio en la evolución de nuestra civilización y este hecho no debería caer en el olvido.

Una reflexión más. El libro de J.L.T.Peris está escrito en catalán. Es probable que ello sea un obstáculo para lectores de otros países fuera de España, incluso para lectores españoles también, no obstante si el tema nos interesa y dada la falta de materiales que hay sobre este tema, considero que podría ser una fuente de información para tener en cuenta. Por otra parte, el conocimiento de idiomas es siempre deseable. Cada idioma representa una llave que abre una puerta; cuantas más llaves tengamos, más puertas podremos abrir. Por lo tanto el equilibrio entre esfuerzo y resultado dependerá del deseo de cada uno por conocer más y mejor el mundo que está a nuestro alcance.

Ficha Bibliográfica:

Peris(2004), Josep Lluís Teodoro Peris, “Vida i mort de la llengua llatina. Una polèmica lingüística al segle XVIII”, PUV, Universitat de València, 2004. pág. 336.

jueves, 5 de julio de 2007

J.Carroll. La casa de la guerra

Éste es mi segundo libro seleccionado para mis vacaciones. He mirado varios, hojeado y repasado, y al final, me incliné por el que hoy empiezo a comentar. Nada más he leído el Prólogo y algunas páginas sueltas al azar. Y me ha convencido (lo suficiente, por lo menos, para adquirirlo).

Antes que nada, y para que nadie se llame a engaño, quiero aclarar que me considero un amigo de EEUU y no estoy en absoluto de acuerdo con la propaganda hostil de diferentes pelajes. Desde estos foros se argumenta destacando todo lo malo del gran país del norte mientras se ocultan cuidadosamente los olvidos culpables propios, cuando no los crímenes escandalosos, que han cometido aquellos que se presentan como “progresistas” o “anti-imperialistas”. Lo curioso de las campañas contra EEUU es que se basan, en gran parte, en opiniones y datos proporcionados por autores norteamericanos, que han hecho de su radicalismo un interesante soporte de supervivencia y publicidad comercial. Por otra parte, con ojos europeos, resulta muy difícil comulgar con los furibundos anti yanquis latino americanos que, una vez conseguido el poder, lo primero que hacen es perseguir a los sectores de su propio pueblo que no piensan igual. Hay demasiada basura en ese inmenso conglomerado ideológico fóbico a EEUU y a la postre los bien intencionados sólo son los engañados que hacen el papel de idiotas útiles. Idiotas en el sentido literal del término, en tanto no perciben ni la complejidad de los procesos históricos ni los intereses subyacentes a los que agitan las aguas de su indignación emocional para pescar nuevas cuotas de poder que utilizarán ¡como no! inmediatamente para incrementar su patrimonio personal.

Pero, desde un punto de vista amistoso hacia EEUU, es también una ayuda que el mundo puede prestar a la gran potencia, escuchar y generar una importante audiencia para aquellos que muestran los errores en que sus gobernantes caen. Soy, por lo tanto, partidario de toda investigación que someta a juicio, con pruebas y con buenas intenciones, la política de cualquier país, y en particular, la política de aquellos que son determinantes en la marcha del mundo. Nunca debemos olvidar que un país, cualquier país, incluso el que ejerce el liderazgo mundial está formado por personas normales con su ambiciones habituales, sus puntos de vista (a veces muy limitados) y sometidos a los mismos errores que cualquier otro vecino de nuestro planeta. La magnitud de nuestros actos depende del lugar y la posición en que estamos, no de ninguna cualidad sobrehumana especial. Así es que hasta la más importante de las decisiones está tomada por el mismo personal que en otra situación, dirigiría una pequeña empresa o un negocio de barrio. No hay diferencia esencial entre humanos; sólo son las circunstancias las que determinan que unos pasen a la historia como famosos y otros se pierdan en la masa anónima que hace historia sin que queden registros personales. Así lo creo.

El libro que he seleccionado está escrito por el hijo de un general, que trabajó en el Pentágono más de veinte años, y según lo que he leído, no obstante sus lazos familiares, pretende investigar y analizar críticamente el papel y el poder de la jerarquía militar estadounidense en la política nacional e internacional de su país.

Esta parte del prólogo me pareció particularmente interesante, como propuesta:

“… Tengo los ojos del hijo de un soldado, y a través de ellos, por desgracia, lo veo todo. Este libro recorre un camino por un bosque de preguntas, con el propio Pentágono como una especie de bosque tenebroso. Las preguntas del niño se han convertido en las de un hombre.

¿Qué sucedió cuando las fuerzas impersonales de la burocracia de masas, la propia cultura del poder del Edificio, se juntó con la masa crítica del potencial nuclear? ¿Qué cambios se produjeron en las normas éticas de la política militar estadounidense en los años del Pentágono, durante la guerra mundial, durante la angustia marcial de la Guerra Fría y durante la precipitada carrera hacia el objetivo siempre inalcanzable de la superioridad nuclear? ¿Quiénes eran los hombres del Pentágono y como se relacionó la responsabilidad moral ante sus actuaciones con la inercia impersonal de la carrera armamentística? ¿Cómo equilibró Washington, según le ordena hacer la Constitución, la feroz concentración de poder e influencia en la orilla virginiana del río?

¿Cómo se ha apoderado de la psicología estadounidense la guerra global contra el terrorismo, hasta hacerla tan autodestructiva? Y, en suma ¿cómo podemos volver a situar a este usurpador de la soberanía y el poder nacionales bajo el control de los ciudadanos corrientes, empezando por el hombre desilusionado que ha terminado por ser aquel niño invisible del Pentágono? Ese hombre ha escrito este libro con el objetivo de librarse del peso de todas estas preguntas: para encontrar su camino en el bosque, para encontrar su luz en la oscuridad, ya que no puede volver a encontrarse con su padre. Este libro se ocupa del Edificio, de la bomba y de la batalla, que aún truena, por Estados Unidos.” (pag.XIV)

El Pentágono es un edificio, gigantesco, que se empezó a construir en 1941 y que desde su nacimiento ha representado el poder militar de EEUU. Así lo ha considerado Al Qaeda, al lanzar el avión de la American Airlines, vuelo 77, contra la cara del edificio que da al cementerio de Arlington, el 11 de septiembre del 2001. Este poder y su edificio central, ha estado y sigue ahí como elemento principal de la historia de la segunda parte del siglo XX y el nuevo siglo; por lo tanto un conocimiento más profundo de sus entresijos es necesario, para el ciudadano de a pié, a fin de comprende mejor, desde la lejanía de la calle cotidiana, como se toman las decisiones y que factores pueden estar implicados en elecciones que a veces marcan nuestra época y de manera forzosa a nuestras vidas.

Podría decirse, y me atrevo a suscribirlo, que esta información (que está a nuestro alcance) es más importante o tanto, como conocer las reglas de cálculo elemental. Estas reglas no nos darán la fortuna, ni impedirán que perdamos el trabajo, pero están ahí, para permitirnos comprender porque una operación económica ha resultado ruinosa o como es que la suerte nos ha favorecido inesperadamente.

A la vuelta, espero dar noticia más cumplida de este texto, aprovechando que el tiempo de vacaciones es, si se quiere, un momento de reflexión sobre todo provocado por la mudanza voluntaria de lugar y costumbres.

Ficha Bibliográfica:

Carroll(2006), James Carroll, “La casa de la guerra”, Editorial Crítica. Colección Memoria Crítica, www.ed-critica.es, Madrid, 2007, pág.996. Tit.Orig: House of War. The Pentagon and the Disastrous Rise of American Power. Houghton Mifflin Company, USA, 2006.

miércoles, 4 de julio de 2007

F.Pessoa. Aforismos e afins

Estoy preparando mis vacaciones. Y como pienso estar fuera de mi ciudad un mes, tengo que elegir unos pocos libros para que me acompañen… en los momentos de tranquilidad (que serán pocos, paradójicamente).
El primero que he seleccionado es éste, de Pessoa. Es de una editorial portuguesa y está escrito en portugués e inglés (Pessoa utilizaba el inglés con gran facilidad). Son aforismos, citas breves extraídas de sus libros. Con Pessoa apunto sobre seguro, y sólo introduzco, como elemento aleatorio, el portugués; un hermoso idioma que no estoy seguro de comprender completamente… pero me fio de mi instinto… y de algún práctico diccionario que seguro encontraré por Oporto (por donde pienso pasar, en algún momento de este viaje).

Ya lo comentaré a la vuelta en este blog. Esto es sólo un anticipo: “Nao há normas. Todos os homens sao excepçoes a uma regra que nao existe.” (pág.11)

Ficha bibliográfica:
Pessoa(), Fernando Pessoa, “Aforismos e Afins”. Assírio & Alvim, Páginas de Fernando Pessoa. Lisboa, 1ª ediçao, novembre 2003, (2ª maio 2005), pp.89

F.Mendoza. La pasión por los libros

La pasión por los libros es una pasión tardía... aunque no siempre. En mi caso, sin ir más lejos, surgió muy de pequeño. Recuerdo que me desesperaba ver los tebeos y no poder entender lo que decían. Luego, cuando aprendí a leer, mi madre andaba siempre tironeándome en la calle, ya que cuando veía un cartel trataba de leerlo y mi ritmo de lectura me obligaba a detenerme y deletrear pausadamente las sílabas. Esto ponía muy nerviosa a mi progenitora.
Por lo tanto no resulta nada extraño que cuando vea un libro como éste me lo compre, a ver que contiene de parecido con mis experiencias.
Sin embargo éste, que hoy comento, no se refiere tanto a la lectura como a una clase especial de coleccionistas: los bibliófilos. Aquellos sujetos que buscan ediciones raras, y preferentemente antiguas, y que les agrada tanto leerlos como tocarlos, olerlos y tienen que contenerse duramente para no "saborearlos" también.
De ese extraño mundo trata este libro. Un libro que, a la manera Borgiana, habla de libros. Y por lo tanto no resisto la tentación de copiar esta dedicatoria que se halla al principio: "A los bibliófilos pobres, que viven en el purgatorio terrenal, como este amateur. A nuestra mujeres, que practican la virtud heroica de compartirnos con multitud de amantes. Y a los amigos como Julián y Jon: no me los merezco."
Ficha Bibliográfica:
Mendoza(2002), Francisco Mendoza Díaz-Maroto, "La pasión por los libros. Un acercamiento a la bibliofilia", Espasa, Colección Ensayo y Pensamiento, Madrid, 2002. Pág. 397

lunes, 2 de julio de 2007

M.C. Bateson. Como yo los veía

Tengo por costumbre trasladar, en mi biblioteca, los libros que leo a una zona central, de fácil acceso. Esta costumbre, ya añeja, genera una especie de movimiento contínuo en la masa de libros que me acompañan. Una corriente lenta, en cierta forma circular, que cada tanto lleva a desplazar un montón de libros de un estante u otro. Por otra parte, aprovecho esos desplazamientos para quitarles un poco de polvo, y eso siempre los mejora. Cuando realizo un corrimiento de esta suerte siempre encuentro algunos que tenía totalmente olvidados (hay que destacar que por problemas de espacio muchas veces ocupan una segunda fila en los estantes) y el que hoy comentaré es, justamente, uno de éstos.

Lo menciono sin reparos porque si a alguien le interesa es posible que pueda localizarlo; sea porque la editorial, u otra, ha hecho una nueva edición, sea porque exista algún ejemplar en una librería de viejo; o también se pueda encontrar, en el vasto espacio de Internet, donde cualquier cosa imaginable tiene su refugio.

Mary Catherine Bateson (http://es.wikipedia.org/wiki/Mary_Catherine_Bateson) tuvo la fortuna de tener unos padres muy poco comunes: Margaret Mead, la conocida antropóloga (1901-1978) (http://es.wikipedia.org/wiki/Margaret_Mead) y Gregory Bateson (1904-1980) el no menos conocido investigador que desde la conducta de los delfines hasta la naturaleza de la esquizofrenia (me refiero a sus trabajos realizados en Mental Research Institute de Palo Alto, California, USA) siempre vagabundeó por los temas más dispares. (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Gregory_Bateson).

Con unos padres tan extraños y poco convencionales no es entonces difícil escribir un libro con anécdotas divertidas. Lo interesante de este texto es que Mary Catherine ofrece una imagen de sus progenitores que, por lo íntima, no puede dejar de llamar la atención al lector que alguna vez ha trabado conocimiento con ellos.

Al hojear el libro mi mirada cayó sobre un tema fascinante, sobre todo porque pareciera que en la España actual ha quedado completamente desfasado, antiguo: “las buenas maneras”. Esa clase de rituales y costumbres que nuestra generación decidió que no tenía ya ninguna importancia y que nuestros hijos y nietos han recibido en cuotas mínimas y fragmentadas. Pues bien, como decía, mi mirada cayó sobre las siguientes líneas: “Mi madre consideraba importante la buena conducta porque le permitía a uno elegir y le abría las puertas. No bastaba la capacidad de adaptarse a distintos ambientes; también era importante conocer los usos consagrados por la sociedad en general, poseer las aptitudes necesarias para conducirse con propiedad y observar esas formas por respeto a los demás. No todos los hogares que visitábamos observaban buenos modales en la mesa, pero Margaret quería que yo los asimilara como un hábito. Cuando nos enviaban una invitación a una boda, yo pasaba horas borroneando hojas de papel satinado color crema hasta lograr una respuesta formal bien diagramada. Cuando planificamos mi boda, consultamos cada detalle en el libro de etiqueta de Emily Post andes de decidir si aplicaríamos sus recomendaciones o no.” (pág.72).

Me dejó sorprendido este párrafo que tenía totalmente olvidado. Luego, al repasar otras páginas me di cuenta que este libro merecía una relectura. Gregory Bateson, en concreto, influyó mucho en mí décadas atrás, y revisarlo con los ojos de su hija es una tarea que no debo dejar sin cumplir. Es posible que muchas de sus opiniones hayan quedado desfasadas; actualmente lo genético ha cobrado una importancia desconocida en los años en que ellos investigaban, y los científicos tienden a buscar las raíces de la esquizofrenia en algunas proteínas locas o algún gen gamberro que ha olvidado parte de sus funciones vitales; pero no se trata sólo de revisar opiniones e hipótesis cuando se relee a investigadores ya desaparecidos; por sobre esas consideraciones uno se encuentra con una manera de abordar los problemas, una actitud racional e imaginativa, que sigue siendo válida, independientemente de que cada época le dé una respuesta diferente.

Ficha Bibliográfica:

Mary C. Bateson (1989), Mary Catherine Bateson, “Como yo los veía. Margaret Mead y Gregory Bateson recordados por su hija”, Editorial Gedisa, Barcelona, 1ra. Edición 1989, pág. 212. Tit.Orig: With a Daughter’s Eye.

domingo, 1 de julio de 2007

Orberg. Lingua Latina


Hans Henning Orberg es un viejo profesor que ha diseñado un excelente método para estudiar latín; y de ello puedo dar fe personal… ya que he empezado a estudiarlo hace muy pocos años (a una edad donde otra gente prefiere hacer crucigramas). El método se basa en la comprensión del texto, sin necesitar ayuda externa (sea de otros libros, diccionarios, u otro humano que haga de maestro). Desde el primer momento se comprende lo que se lee y se va avanzado, poco a poco, introduciendo nuevos vocablos cuyo significado se explica en el mismo párrafo o a lo sumo en el margen donde se encuentra. El resultado es ir comprendiendo, paso a paso, la nueva lengua hasta poder llegar traducir de manera solvente textos originales escritos en ella.

Una minuciosa labor diseñada en pequeños escalones que, si se tiene la paciencia y el interés de seguir la senda que Orberg traza, poco a poco se van alcanzando logros asombrosos.

El que se interese por este método, que mire en <http://www.culturaclasica.com/lingualatina/enlaces.htm> y si tiene cualquier inconveniente que me deje un comentario al pié de esta entrada, y no tendré inconvenientes en, el mismo lugar, ampliarle la información.

Quizá algún lector de este blog (tan heterogéneo por cierto, aunque unido por el mismo hilo que no es otro que la pasión por los libros y sus autores), se pregunte por qué demonios tiene que ponerse aprender una lengua “muerta”.

Cuando me preguntan sobre esto, así, en estos términos, lo primero que hago es respirar profundamente y espirar lentamente soltando el aire poco a poco, con objeto de ganar tiempo y no descargar un golpe contundente sobre la cabeza de mi interrogador. Es bien sabido que algunos ejercicios respiratorios aclaran nuestra mente, y además nos impiden realizar acciones que luego, tristemente, lamentaremos. Pero volviendo al nudo de la cuestión, lo único que se me ocurre decir es preguntar, a mi vez, “¿para que sirve un bebé?” o mejor aún, si cuando uno baila, pretende ir a algún lugar concreto.

Por supuesto que haciendo cosas siempre se ganan otras: destrezas, conocimiento del medio y de uno mismo, o alguna habilidad que de dinero… pero es muy triste ver la vida y nuestras posibilidades siempre desde la óptica de su “utilidad”.

De todos modos, y como nuestra época tiene a la “utilidad” como un valor supremo, comparable, a lo que en otras épocas podría ser el estado “angelical” o estar sentado a la diestra del Señor, puedo decir, y digo, que aprender latín trae grandes beneficios. Beneficios que no deseo destacar ya que es probable que sean mayores de los que merece el estudiante preguntón. Por lo tanto si no sigue ese camino… será una especie de justicia poética que da a cada uno, lo que se merece.

Esta vez no añadiré una “Ficha Bibliográfica” ya que los textos, más un material complementario muy interesante, se pueden obtener (como yo lo hice) directamente conectando con la web de su autor.

Vuelvo a insistir que si se encuentra algún problema, basta con dejar un comentario sobre ello para que trate de dar alguna pista para solucionarlo.