Tal como están las cosas considero que un ciudadano consciente de nuestras democracias occidentales debería (fíjese el lector que empleó a posta el término “debería”) saber un poco más del Islam, sus corrientes y lo que pensaron sus grandes figuras reinterpretadas de un modo muy peculiar por los nuevos gurúes y profetas del siglo XX.
Es muy habitual oír hablar de los musulmanes como si fueran otra variedad de “cristianos”; es decir, como si sólo hubiera que cambiar los símbolos centrales y dejar básicamente las mismas ideas apuntando hacia la misma dirección: Dios.
Pues no, no es así, ni por asomo. Son religiones muy diferentes que, naturalmente, aceptan comparaciones y similitudes, pero sin conocer sus grandes diferencias cometeremos el error de pensar sobre un juego del que no conocemos ni sus reglas ni sus objetivos, y sólo vemos sus piezas.
Para corregir esta grave deficiencia, que surge del vacío intelectual en que nos ha dejado el marxismo recientemente fenecido, no queda más remedio que leer un poco; ya que los comentarios de los periodistas y la voz en off de la televisión ilustra tanto como despista.
Mientras dure este blog ¡si Alá lo permite! iré mencionando algunos libros que me parecieron muy buenos. No están todos los que son, pero por lo menos los que comentaré valen el esfuerzo de leerlos, y con ello me doy por satisfecho.
Existe una editorial que es útil conocer y verificar si está al alcance nuestro. Se trata de Ediciones Bellaterra, una editorial barcelonesa, y su colección “Biblioteca del Islam Contemporáneo” merece un reconocimiento especial. La mayoría de sus libros son traducciones de Yale University y los autores son profesores especializados en el tema. Así que puede ser una buena herramienta para introducirnos en este vasto y laberíntico mundo de los musulmanes.
El que hoy he decidido comentar “El Islam radical. Teología medieval, política moderna” del profesor Emmanuel Sivan, un especialista conocido en pensamiento árabe, nos ofrece un panorama sintético de los principales constructores de la ahora llamada ideología “islamista”, un pensamiento radical que se ha inspirado tanto en las fuentes tradicionales del Islam como en el pensamiento europeo izquierdista y revolucionario. Una mixtura explosiva que combina las reclamaciones más “progresistas” envueltas en una profunda vocación religiosa (o quizá, y con mayor razón, debería escribir al revés: “una profunda vocación religiosa, envuelta en proclamas revolucionarias del tipo que agradan a los contestatarios de todo occidente).
Al finalizar el libro seguro que palabras como “yahiliya” (barbarie), “yihad” (guerra santa), “takflir” (anatema) , “taqiya” (adulación hipócrita), etc. etc. no serán ya vocablos exóticos y hasta el lector podrá darse el lujo de introducirlos en cualquier conversación informal. Poco a poco, estoy seguro no sólo éstas sino otras viejas palabras invadirán nuestra charla cotidiana, del paso de nuevos integrismos que, para colmo de confusión, uno no sabe bien si son nuevos, si son viejos, si son lo uno pero aparentan lo otro, o si son algo sustancialmente diferente aunque parezcan lo de siempre. Estoy pensando por ejemplo, en el concepto de “mártir” que es tan preciado por algunas sectas políticas gobernantes (como el caso de Hamás, en Palestina), y por la corriente chií del Islam donde tiene una raigambre muy fuerte. Sin embargo, a los ojos occidentales y laicos, como los de quién esto escribe, tiene, el así llamado “mártir”, un sospechoso parecido con los miembros de la antigua secta de los “asesinos”, también llamados de los fumadores de hachís (secta que reciben múltiples nombres según la época y el idioma de quien relata estos antiguos hechos). Aquellos, liderados por el “Viejo” de la Montaña, también constituían una cohorte disciplinada y profundamente religiosa, dispuesta al sacrificio de la propia vida, si su líder así lo exigía por la sagrada causa… ¿es nuevo lo que estamos viviendo? A veces dudo, y pienso que parece nuevo porque sabemos poca historia, y a la manera de un adolescente, el mundo nos parece que surgió de la nada… ahí no más; anteayer.
La lectura de este libro no cerrará ningún interrogante, pero creará muchos que hasta el momento no inquietaban, probablemente, al lector. El conocimiento de la historia reciente es importante para comprender que hay debajo de muchos fenómenos sorprendentes que nos muestra la televisión. Tener idea de, siguiendo al autor, “¿Cómo combinan los musulmanes radicales el pesimismo y el activismo? ¿Qué circunstancias históricas hicieron que esa combinación funcionara y se propagara?
Para responder a estas preguntas hay que investigar en la génesis del fenómeno radical y ahondar en la historia intelectual y social de los años cincuenta y sesenta. Porque aunque el radicalismo musulmán consiguió reconocimiento y peso en los setenta, su fisonomía se forjó durante las dos décadas anteriores” (pág.28)
Ficha Bibliográfica:
Sivam(1985), Emmanuel Sivam, “El Islam Radical. Teología medieval, política moderna", Ediciones Bellaterra, Biblioteca del Islam Contemporáneo nº 9, Barcelona, 1997, pág. 270, Tit.Orig: Radical Islam, Yale University, 1990.
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