El problema de los libros de este filósofo genial es que son caóticos, y o no se deben a él (sino a sus alumnos que tomaron aplicadas notas de lo que decía) o fueron escritos y transcriptos en circunstancias poco favorables, con prisa y corriendo. Por ejemplo éste que hoy menciono.
El texto fue resultado de un pedido de Russell a Wittgenstein para poder conseguirle trabajo en el Trinity Collage que le permitiera subsistir, luego de haber abandonado su trabajo de maestro en las montañas austríacas, y vuelto a Inglaterra en 1930. Recuérdese que el filósofo había donado toda su cuantiosa fortuna a sus hermanas, y estaba, en términos económicos, con una mano delante y otra detrás. Así que Bertrand Russell le pidió a su ex alumno que le diera una sinopsis de las cosas en que andaba para presentar al Trinity. Wittgenstein aceptó presionado por la dura necesidad, aunque regañando por el trabajo obligado a hacer: “Es un trabajo terrible y me siento desgraciado haciéndolo” (ver la biografía de Ray Monk, pág. 275, ya citada en este blog).
Así surgió lo que posteriormente sería el libro publicado por sus albaceas con el nombre, algo arbitrario, de “Observaciones filosóficas”.
Este texto representa una etapa en los cambios filosóficos del autor; algunos la califican de etapa de “transición” entre el Tractatus y las Investigaciones Filosóficas. A mi modesto entender esta denominación sería peligrosamente traidora ya que hecha ex post facto sugiere una línea de desarrollo y no creo que sea el caso. Pero para opiniones los humanos estamos predispuestos genéticamente, así que no vamos a discutir.
Sus observaciones sobre la verificación como criterio para encontrarle sentido a una proposición fueron luego abandonadas, por lo que, siguiendo a Monk, podríamos resumir el texto como “el más verificacionista y al mismo tiempo el más fenomenológico de todos sus textos. Utiliza las herramientas adoptadas por el Círculo de Viena para una tarea diametralmente opuesta a la de éstos” (Ibid. Pág. 276)
Está demás decir que finalizado el primer trimestre de 1930 Wittgenstein fue contratado como profesor por el Trinity por cinco años y este texto fue aprobado por la comisión siguiendo las opiniones de Russell y Hardy que fueron los examinadores.
Lord Keynes, el poderoso amigo y protector de Wittgenstein lo felicitó por su nueva situación, que le aseguraba estabilidad económica y posibilidades de trabajo intelectual importantes y Wittgenstein empezó la segunda parte de su singladura en Cambridge, que lo llevó… muy lejos de este libro.
La edición mexicana que muestro en el blog es una joya, y como tal debe localizarse, adquirirla y guardarla. Es bilingüe, alemán-español, y muy cuidada. El director del Instituto de la UNAM escribe en el prólogo: “Por razones poco claras o nunca hecha explícitas, lo cierto es que las Observaciones Filosóficas son un texto poco estudiado, poco aprovechado y, por ende, poco disfrutado. El impacto de la última filosofía de Wittgenstein tuvo la inesperada y negativa consecuencia de hacer que la gran mayoría de los estudiosos descuidaran los primeros escritos de su segundo gran período.” (pag. IX, del texto).
Los editores intentaron con su publicación subsanar este vacío y los lectores encontrarán un W. ágil y siempre dispuesto a filosofar sobre todas las cuestiones donde su mirada cayera. Merece leerse, eso sí, con paciencia y, también hay que decirlo, con un bagaje previo de conocimientos que haga posible la aventura. Uno no se mete en el bosque sólo, a menos que se haya experimentado la dura supervivencia de lugares naturalmente salvajes.
Ficha bibliográfica:
Wittgenstein(1930), Ludwig Wittgenstein, “Observaciones Filosóficas”, Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filosóficas, México 1997. pp.337. Tit.Orig. en alemán: Philophische Bemerkungen. En inglés: Philosophical Remarks. Basil Blackwell, 1975.
1 comentario:
No considero las Observaciones un libro menor o intermedio (entre el Tractatus y las Investigaciones), ni siquiera por el hecho de no ser concebido para ser publicado. Es potente, independiente, técnico, caótico (como afirma el blog); pero ante todo, y en especial en la magnifica edición española de la UNAM todo un despliegue de filosofía creativa y de ensayo profundo que evoluciona de la concepción rígida de la lógica y del lenguaje de Russell, del Tractatus, de todo el atomismo lógico, de Moore y del analisis de comienzos del XX, hacia una lógica moderna inserta y dependiente del hombre; es decir abierta, casi-mística, matizada, perfectible. En fin una joya del conocimiento filosófico, que en mi concepto no fue superada por las posteriores y post-mortem Investigaciones Filosóficas.
Jaime Herrera
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