Soy lector de ciencia-ficción (c.i.) desde hace muchos años; tantos que me inicié en ella con la mítica revista argentina "Más Allá". Nunca abandoné el género aunque he perdido el tren de las novedades y me limito sólo a aquellos autores que considero afines a mi mentalidad. Orson Scott Card es un autor que me provoca emociones contradictorias, lo comparo a Chaikovski ya que este compositor me produce, por otros caminos, similares reacciones. Por un lado me atrae, y por el otro lo rechazo. Sus libros suelo leerlos de un tirón, pero luego quedo algo "empalagado" por el festival de sentimientos que produce. Podría decir que es un autor de c.i. del más puro romanticismo literario, aunque quizá esta descripción no diga mucho al lector sobre lo que encontrará en sus libros.
Hace tiempo que no lo leía; lo había abandonado porque prefiero, en esta época de mi vida, libros más serenos, que provoquen un estimulo intelectual, pero que no me creen conflictos innecesarios. Sin embargo el otro dia, por casualidad (haciendo tiempo para una visita) entré en una Librería "de viejo" de Barcelona, a ver que había por ahí. Y me encontré con éste que hoy comento. No tenía noticias de su existencia, lo que no me sorprendió por las circunstancias anotadas más arriba; pero no pude evitar mirarlo, a ver de que trataba. Y me sorprendió encontrarme con una saga paralela al Juego de Ender. Mi primera impresión fue desdeñosa ("Los autores se repiten... cuando se les acaba la originalidad"), pero luego me detuve en el prólogo de Miquel Barceló, una persona a la que tuve el gusto de conocer y que siempre respeté por la honradez de sus comentarios, y tengo que reconocer que me sedujo su opinión del texto. Así que me lo llevé para comprobar si realmente valía la pena el esfuerzo de leerlo.
Y no me arrepiento. Coincido con M.B. que este libro es superior al Juego de Ender (por lo menos tal como lo mantengo en mi recuerdo ya que, para ser justo, debería releerlo): "No obstante, antes de terminar, permítanme una herejía: La Sombra de Ender me parece mejor que El Juego de Ender. Las razones son varias y, aunque, personalmente, suelen gustarme más los segundones como Bean que los líderes como Ender, la razón definitiva es que Card es hoy un narrador mucho ás experto que hace quince años. Entonces podía decirse que tenía intuición, hoy domina el arte narrativo como pocos en la ciencia ficción mundial" (de la Introducción, pag. 7)
O.S.Card absorbe los libros de historia militar y es capaz de transformalos en pensamientos de sus personajes como nadie que yo haya tenido oportunidad de leer. En la lista final de agradecimientos deja constancia que le resultó muy util el libro "Makers of Modern Strategy: From Machiavelli to the Nuclear Age", compilado por Peter Parte (Princeton University Press) 1986, y esto lo convierte en un civil, para colmo mormon, que es capaz de absorber las claves de la estrategia militar para aplicarlas en situaciones tan extrañas como puede ser un escenario de c.f. Cuando veo esta clase de aplicaciones me siento maravillado y, por qué no decirlo, algo envidioso de tanta capacidad para captar el núcleo de las ideas y dejar de lado el envoltorio de sus circunstancias. Quizá sea platónico, sin sospecharlo, pero muchas veces he tenido la sensación que existen arquetipos que se repiten sin fin, como la molécula del ADN, para producir la inmensa variedad de la vida y los objetos donde se desenvuelve. O.S.Card toca, con sus invenciones, estas hipótesis mías no demostrables.
Por otra parte O.S.Card es un maestro psicólogo (nada que ver con un psicólogo de profesión) y sólo hurgando en las profundidades de su experiencia puede convertir a sus personajes de muñecos en seres vivientes: " Bean ansiaba hablar de estos asuntos con alguien... con Nikolai, o incluso con uno de los profesores. Le frenaba tener que pensar en círculos: sin estímulos externos era difícil liberarse de sus propias limitaciones. Una mente sólo era capaz de pensar en sus propias preguntas, rara vez se sorprendía a sí misma." ( pág.360)
También me llama la atención las especulaciones políticas del autor, quién escudándose en que todo es c.f. elabora algunas posibilidades difíciles de aceptar, pero en absoluto imposibles. Por ejemplo el papel de Rusia en un mundo futuro: "No obstante, lo que Bean veía como la fuerza impulsora de la historia era el resurgente Imperio Ruso. Donde los chinos simplemente daban por hecho que eran y deberían ser el centro del universo, los rusos, guiados por una serie de ambiciosos demagogos y generales autoritarios, consideraban que la historia los había despojado de su justo lugar, siglo tras siglo, y era hora de que eso terminara..." ( pág.358).
Me gusta imaginar lo inimaginable, como el futuro "no-muy-cercano". Es imposible, pero no hay nada como intentarlo para darnos cuenta lo imposible que resulta, a pesar de que no hay nada mágico en la historia humana. Si algo explica la tremenda complejidad de imaginar que sucederá es la teoría del caos con su consecuencia más directa: pequeños e insignificantes acontecimientos provocan grandes convulsiones; y también su inversa: grandes e importantes acontecimientos terminan anulándose y no significan nada al cabo de un tiempo. Pero no podemos dejar de intentarlo; aunque el fracaso sea seguro. De ahí esa carga de ingenuidad que tiene toda prospectiva, que siempre da la impresión de prolongar el pasado hacia el futuro adivinado. No obstante el rechazo consciente que siento por cualquier pronóstico que vaya más allá de este año, también caigo bajo la seducción de la previsión y me dejo llevar por la visión de unos acontecimientos que son tan improbables como cualquier otro que podamos imaginar.
En síntesis, leer este libro, puede ser una excelente experiencia intelectual y también emocional. O.S.Card... no ha nacido para ser sólo tejido conjuntivo en el plan divino. Es una de las "voces" de una humanidad que pugna por ser autoconsciente.
Ficha Bibliográfica:
Card(1999), Orson Scott Card, "La sombra de Ender", Nova, www.edicionesb.com, Barcelona, mayo de 2002, 2ª edición, pág. 422. Tit.Orig: Ender's Shadow
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