La escritora es sobradamente conocida. Pero para los que no han oído hablar de ella (¡uno no puede saber de todo!) recomiendo dar una ojeada a la página indicada más abajo.
En esta novela no se presentan los personajes habituales sino otros nuevos: un científico forense Simón Saint James y su esposa, pelirroja y sometida a las tormentas emocionales que suelen acontecer a las pelirrojas.
En el tema de las novelas policíacas cada lector tiene sus gustos, y pueden ser bastante dispares. Hay gente que se duerme con P.D.James, por ejemplo, y en cambio a mi me parece la mejor escritora de este género que por suerte, siendo ya octogenaria, nos sigue brindando, de tanto en tanto, la sorpresa de una nueva novela. Comento esto para retratarme, es decir para dar pistas a aquellos que prefieren otra clase de autores, dentro de este género tan amplio como sugerente. La manera de escribir de Elizabeth George, norteamericana pero empapada de cultura inglesa, es a mi juicio muy parecida a la de P.D.James, con un toque personal incuestionable.
En este libro tenemos al muerto de siempre (¡una novela policíaca sin asesinato es como un día sin pan!) pero la autora no se prodiga en ello; con uno sólo basta. A poco de seguir leyendo nos vamos enterando que los candidatos al asesinato son bastantes, y que el occiso no era tan santo como parecía. Hasta aquí nada de original; pero una buena novela no tiene nada que ver con un argumento original. Lo importante es el ambiente, la descripción de personajes, sus reflexiones, sus pasiones y sobre todo el ritmo general de libro que nos permite meternos en la historia o no.
Y aquí es donde entran los gustos del consumidor. Como digo más arriba si al lector de este comentario no le agradan las pinceladas psicológicas “Ruth pensó que el cáncer era como un terrorista. No había señales sutiles, únicamente devastación instantánea. La palabra sola bastaba para destruir” (pág.339); los pensamientos que trascienden el caso analizado: “Siempre había creído en la verdad que encerraba el aforismo que decía que quien no recordaba su pasado estaba condenado a repetirlo. En las luchas armadas de todo el mundo había visto el fracaso del hombre por reconocer la futilidad de la agresión. La invasión y la dominación ocasionaban opresión y rencor. De ellos nacía la violencia en todas sus formas. Y lo que no nacía era el bien inherente.” (pág.432); y, por supuesto, las complejidades del alma femenina: “En parte quería redactar listas, concebir planes, dar instrucciones y llevar a cabo acciones inmediatas (…) y en parte quería que otra persona se encargara de todo eso porque no se sentía a la altura de las circunstancias. Así que ahuecaba almohadas inútilmente y preparaba la cama” (pág.69); y en cambio prefiere una acción trepidante, con abundantes muertos, o la descripción de personajes desviados que se mueven en ambientes tenebrosos… mejor que no se considere este libro.
La novela explora la complejidad del alma humana y como la apariencia pocas veces, o ninguna, destaca lo que está por debajo: en particular E. George se centra en las relaciones entre mujeres y en las sutilezas que éstas implican. Algo natural si se piensa en el sexo del autor. En general creo que es una novela entretenida, quizá algo compleja en su trama y con un culpable al final que, por lo menos en mi caso, no esperaba ¿Qué más se puede pedir? ¿Un argumento verosímil? Sinceramente en esta época creo que la realidad supera en mucho a la ficción (estoy pensando en el reciente y sonado secuestro de una niña inglesa) así que tomando en cuenta lo que pasa en el mundo de carne y hueso, difícilmente encontraremos una ficción increíble. Un reflexión melancólica, por cierto.
Ficha bibliográfica:
George(2003), Elizabeth George, “El refugio”, Roca Editorial, Criminal, www.rocaeditorial.com, Barcelona, septiembre de 2007, pág. 687. Tit.Orig: A Place of Hiding.
Pág. para conocer más de la autora:
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