viernes, 16 de noviembre de 2007

P.Kerr. Requiem aleman

La penúltima novela de la serie Berlin Noir, o también se podría escribir la tercera de la tetralogía, cambia el panorama y Alemania se encuentra vencida, destruida, con todo su suelo ocupado por potencias extranjeras. Ahora las reglas de juego han cambiado, aunque siguen siendo altamente peligrosas. La caza de nazis abarca todos los sectores de la población sobreviviente y son muchos los que quedan ocultos, aunque una cantidad considerable lo fueron a la fuerza o simplemente para medrar durante el régimen caído. Si bien han pasado tres años del final dramático de la batalla de Berlín, éste sigue arrasado en gran parte, al igual que la mayoría de las ciudades alemanas. Falta trabajo y sólo se puede conseguir con un certificado expedido por los vencedores donde conste no haber tenido relación política con los nacionalsocialistas. Obviamente el mercado negro, el estraperlo, y toda clase de negocios sucios se convierten en algo habitual en el país; fenómeno que también fomenta la corrupción en algunos soldados bien ubicados de los ejércitos vencedores. La descripción que hace el autor del Berlin de 1948 es estremecedora y es una parte de la historia que normalmente no aparece en los recuerdos de aniversarios bélicos con que nos obsequian, de tanto en tanto, nuestros medios de comunicación.

Lo mismo sucede en otras ciudades del antiguo Eje. Philip Kerr aprovecha para mostrarnos el ambiente de la Viena de esos días difíciles, y de paso nos cuenta como los vieneses se la compusieron para poner cara de inocentes, gracias al anschluss que les practicó Hitler, aunque también tuvieron su responsabilidad en los horrores del holocausto nazi. En cualquier caso no es una ciudad del agrado de nuestro personaje principal: “No hay nada que les guste más a los vieneses que estar en lugares “acogedores”. Tratan de recrear este ambiente cordial en bares y restaurantes, con el acompañamiento de un cuarteto de música formado por un contrabajo, un violín, un acordeón y una cítara, un extraño instrumento que se parece a una caja de bombones vacía con treinta o cuarenta cuerdas que se tañen como las de una guitarra. Para mí, esta combinación omnipresente encarna todo lo falso de Viena, igual que el sentimiento almibarado y la cortesía afectada. Me hacía sentir “acogido”, solo que se trataba de la clase de acogimiento que experimentarías una vez embalsamado, sellado dentro de un ataúd forrado de plomo y pulcramente depositado en uno de esos mausoleos de mármol que hay en el Cementerio Central” (pág.238)

Es en esta ciudad donde transcurre gran parte de la novela, y a la trama histórica-policíaca se agrega el interesante condimento del papel jugado por un alto jerarca nazi que existió realmente y cuya desaparición, en los últimos días de la guerra quedó en el misterio, ya que su cuerpo nunca fue localizado. Este hecho, tal como se cuenta al final del libro, ha sido objeto de numerosas especulaciones, incluyendo investigaciones del gobierno de EEUU, y aunque la versión de Kerr es pura ficción, resulta, no obstante, inquietantemente verosímil.

Con estos elementos hila Kerr su trama, y logra mantener la atención de aquellos lectores que sin sentirse apasionados por el género policíaco en cambio les atrae el histórico. Lo que se dice matar dos pájaros de un tiro. Algo que le sucede a menudo a Herr. Gunther en sus aventuras.

Ficha Bibliográfica:

Kerr(1991), Philip Kerr, “Réquiem alemán”, RBA, serie negra, www.rbalibros.com, Barcelona, junio de 2007, pág. 447. Tit.Orig: Berlin Noir. A German Réquiem, Penguin Books, London, 1993.

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