sábado, 30 de diciembre de 2006

Hitler. Conversaciones Privadas y C.Milosz. Poemas


Hoy recomiendo dos libros opuestos, que deben ser leídos a la par; los dos son muy extraños y forman una pareja singular: uno bastante grueso, otro muy pequeño, se puede guardar sin sobresalir en un bolsillo de la chaqueta. Uno de un político famoso, el otro de un poeta que sólo por haber ganado el Premio Nóbel de Literatura (en 1980) algunos lo conocen. Sin embargo son dos libros complementarios: el primero es de Hitler, y el segundo es de Czeslaw Milosz. El primero escrito por un austriaco que gobernó Alemania, eliminó su país de origen y fue el motor de una guerra mundial; el segundo de un polaco, una nación torturada, que a veces dejó de existir para volver del reino de los muertos, un país odiado por los nazis y por los rusos, y que luego de la guerra tuvo que afrontar una invasión más y conformarse con ser un estado vasallo del imperio soviético.

El libro de Hitler, publicado por fin en español, es poco conocido y debería serlo más. De hecho lo considero más importante que "Mi Lucha", ya que fue escrito desde el poder supremo y cuando sus fantasías tenían todas las posibilidades de convertirse en realidad. No lo escribió él de su mano, fueron otros los amanuenses, que se limitaron a transcribir sus monólogos en largas conversaciones de sobremesa. Aunque se ha borrado el carácter verbal del discurso, sus pensamientos son los de él, y sus reflexiones lo muestran como un hombre común, algo más listo probablemente que muchos alemanes, pero sin llegar a descollar en nada, salvo en sus prejuicios.

Cuando dice, en la Pág. 6: "Stalin es una de las figuras más extraordinarias de la historia mundial..." muestra su admiración por el único ruso que respetaba, quizá porque lo veía como un alma gemela, sólo que del otro lado. Curiosamente también Stalin sentía un gran interés por Hitler, según cuentan algunos cronistas. Algo los unía en la distancia.

Hay pensamientos que muestran que Hitler no carecía, en absoluto, de penetración psicológica: "La persona cuya vida tiende a la simplificación está sedienta de fe, a la que se aferra ciegamente con todas su fuerzas." (Pág..48) y hay otras que parecen el delirio de un hombre encerrado en un manicomio: "Estoy seguro que Nerón nunca incendió Roma. Fueron los cristiano-bolcheviques quienes lo hicieron..." (Pág..71).

El libro es de lectura difícil, no porque sea complejo, sino debido justamente a su sencillez. Hitler opinaba de todo, y en todos los temas dictaba sentencia como si se tratara de un oráculo. Al promediar la lectura de este curioso libro uno ya se cansa de tanta sabiduría superficial, de tantos prejuicios, de tanta liviandad. Pero si somos capaces de seguir es porque somos, paralelamente, conscientes de quien lo decía tenía en sus manos el destino de millones de personas y que en ese momento estaban siendo fusiladas, masacradas y quemadas millones en Europa por sus ideas.

Cuando dice, tan suelto de cuerpo: "Si tuviera veinte o veinticinco años menos, estaría en primera línea. Me gusta apasionadamente ser soldado." (Pág..10) el lector de nuestra época comprende lo difícil que es ponerse en la cabeza de este hombre. Alguien que ama el cuartel por el cuartel... no parece de este mundo.

El otro libro, simétrico a éste, apenas usa palabras, pero nos habla del dolor, la tristeza y los sentimientos de los de abajo; de los que sufrieron las grandes decisiones de los dictadores. A las huecas afirmaciones de Hitler se oponen las severas descripciones del que lo ha sufrido, como polaco, y como hombre del montón. Aquel que con cierto humor, que es lo último que pierde un hombre inteligente, puede decir:

"Que la mentira sea más lógica que los acontecimientos
Para que los cansados por el largo camino encuentren en ella el reposo."
(Pág..81)

Y frente a los monólogos maníacos ebrios de gloria nacionalista, se elevan estas palabras tan tristes como contundentes:

"...Y sólo se oye un llanto de mujer. Ruega algo
en vano, al oficial en un abrigo de piedra."
(Pág..113)

Frente a la ilusión ideológica del místico y el integrista, está la precisión de cirujano del escritor, según explicó Milosz en el discurso de investidura del Premio Nóbel: "... las dos cualidades del poeta: el ansia de ver y el deseo de describir lo que se ve." (Pág.. 130)

Por ello considero que estos dos libros deberían leerse al unísono, un rato uno y un rato el otro. Son las dos caras del mismo horror, la razón sistemática e infundada y la pasión del que sufrió sus consecuencias.

Ficha bibliográfica:

Hitler(1941-1944) Introducción de Hugh Trevor-Roper ("La Mente de Adolf Hitler", 2000) "Las conversaciones privadas de Hitler" Crítica Memoria Crítica 2004 www.ed-critica.es pp.604

Czeslaw Milosz, "Poemas", Tusquets Editores, Marginales nº 79, Barcelona, febrero 1984, pp.148

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow!, que interesante resulta tu recomendación. He adquirido “mi lucha”, me pareció grato; aunque no he leído todo tu blog por disposiciones de tiempo, no sé si has hablado de ello con anterioridad, pero análogo a “conversaciones privadas” se encuentran “los hornos de Hitler” que sin duda son una aportación para la comprensión antropológica de la época; Perspectivas sincrónicas que me han ilustrado son, lógico, el diario de Anna Frank y la colección de Simone de Beauvoir: la plenitud de la vida, la invitada, los mandarines, la fuerza de las cosas. De la preguerra y la post guerra. Acotando, me gustaría que publicaras algo sobre los escritos de Beauvoir, que es mi escritora favorita.
Ok, gracias, hasta pronto.

Clarisa la que suscribe

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Me parecia raro leer un post assi enn esta pagina
sin embargo me Һa dеjado bastante sorprendido esta
vez

Via ; Lopez