viernes, 6 de junio de 2008

F, Fyfield. Corrientes ocultas

Por casualidad (una manera de llamar a la concurrencia de causas que no tenemos ganas de analizar) este libro cayó en mis manos, y como la autora me era desconocida, empecé las primeras páginas a ver que tal estaba. “Corrientes ocultas” me atrapó, y en pocos días lo terminé. Por lo tanto dejo aquí constancia de esta novela ya que me pareció interesante tanto por el clima humano en que se desenvuelve como por la trama en la que no se adivina ningún final plausible… hasta que, junto con el protagonista, nos enteramos de ciertos hechos desconocidos por casi todos los personajes del libro. Un enigma bien resuelto que me parece perfectamente situada en la mejor tradición de la novela policíaca inglesa.

La autora, 1948, es abogada criminalista y ejerce en Londres; colaboró con la policía metropolitana y en 1988 empezó su carrera literaria publicando su primera novela: “A cuestion of Guilt”. Pero estas cosas son fáciles de averiguar ahora que con Internet tenemos a mano todo lo que hay que saber sobre el autor objeto de nuestra indagación.

Escribe uno de los personajes principales: “Mi padre me enseñó a dominar las palabras, pero la capacidad de articular puede resultar traicionera. Siempre llega un momento en que se puede decir demasiado” (Pág. 11), y uno no puede menos que recordar la profesión de la autora; difícilmente hay otra profesión, como la del abogado, que conoce el valor de las palabras que se dicen y el tesoro que pueden velar las que no se pronuncian. Así el libro está mechado de reflexiones y descripciones que son gratas para quien gusta paladear un libro con morosidad, sin prisa por llegar al final ni preocupación por quién será, al fin de cuentas, el criminal que Dios, en la forma de autor, ha elegido. “Había divisado una tienda que, a primera vista, se especializaba en lo que otros hombres parecían llevar, un tipo raro de gorra que no daba la impresión de proteger las orejas, pero también había notado que los individuos que llevaban sombrero parecían pasar la mayor parte del tiempo con él en la mano. Entraban en una tienda y se lo quitaban; se tropezaban con una mujer y volvían a hacer lo mismo, un constante descubrirse, como si se tratara de una molestia. También había notado otra cosa en el bullicio de las estrechas calles: la manera en que, siempre que dos personas tropezaban, ambas partes decían “Disculpe”, sin tomar en cuenta lo ocurrido. La palabra era como una contraseña, un prefijo de lo que viniera a continuación. “Disculpe, ¿podría sujetarme la puerta?... Disculpe, hoy no tengo cambio… Disculpe por haberme empujado”. Parecía obligatorio disculparse por ocupar un espacio. “ (pág. 51).

El que habla es un yanki que está de visita en un pequeño pueblo inglés. Un pueblo actual, a pesar de que no se ofrece ninguna fecha ya existe las píldoras Viagra y algunos prueban sus virtudes con gran entusiasmo ( “la FDA lo aprobó como la primera droga para el tratamiento de la impotencia en marzo 27 de 1998”) El norteamericano se asombra de sus costumbres y a la vez queda, poco a poco, subyugado por unas gentes que no parece importarles mucho ni el éxito ni el dinero. Así la trama se va desenvolviendo y curiosamente en ella no aparece ningún policía, ni en la investigación se usan equipos especiales como las series del CSI nos tienen acostumbrados. Siendo una novela de hoy, tiene el sabor, ya señalado, de otras que parecían haber desaparecido definitivamente. Un buen augurio para los adeptos al género. Nada muere realmente, sólo hay que tener paciencia para esperar: y lo veremos de nuevo.

Ficha Bibliográfica:

Fyfield(1992), Frances Fyfield, “Corrientes ocultas” Edición del Círculo de Lectores, Barcelona, 2002, pp. 315. Tit. Orig: Undercurrents.

1 comentario:

Lucía dijo...

He descubierto tu blog por casualidad mientras buscaba información sobre "Zapatos italianos" de Mankell. Me ha parecido muy interesante y me ha agradado ver que te gusta Markaris, uno de mis escritores preferidos.
Un abrazo.