Los escenarios de un crimen pueden ser casi infinitos, ya que en cualquier lugar se puede cometer el grave pecado de Caín, pero es difícil pensar en que un crimen se pueda cometer en un frente de combate de una sangrienta guerra. En este escenario los crímenes dejan de serlo, para pasar a convertirse en una obligación, un deber, incluso una causa para la heroicidad. Por ello me resultó tan extraño lo que leí en la contratapa de este libro (sí, a pesar de mis reniegos, una especie de masoquismo de lector me obliga a darle una ojeada a la contratapa aunque conozca sus peligros): un crimen ambientado en el invierno de 1943, en el sitio de Leningrado, y para más INRI... ¡sucedido en el seno de
Sí, este asturiano que va por su quinta novela, me sedujo lo suficiente para abordarlo por primera vez, y no me arrepiento. Todo hay que decirlo.
Una trama bien urdida, quizá con alguna inconsistencia (pero quizá, también, no me detuve lo suficiente para verificarla), bien escrito y que no pierde ritmo ni verosimilitud, aunque buscar a un criminal en un frente bélico que por otra parte está a punto de derrumbarse (lo que agrega una urgencia especial) no es algo que uno pueda imaginar que sucede a menudo.
Buscar a un asesino en serie cuando los personajes conviven con los Einsatgruppe ("... Y comprendió que eran ellos, ellos eran los nuevos emperadores. Extraños para sí mismos y para el mundo, sin nociones de pasado o de futuro; niños egoístas y solitarios jugando en un purísimo cielo de crueldad, matando sin odio, sin motivo, inaugurando así para el mundo una época implacable." pág.344) no deja de tener humor negro. ¡Yo creo que una cosa así sólo se le podría ocurrir a un autor español! Siempre me admiró la capacidad de mis compatriotas para esa clase de humor lindando con Goya y sus estampas de la guerra; somos un pueblo con peculiaridades que siempre han admirado (y a veces odiado) los extranjeros y, si se me permite la hipótesis, me temo que algo de esto es genético, o étnico, que para el caso es lo mismo. Pues bien, esta novela tiene todo de eso, aunque las interpretaciones corren, como es lógico, sólo por cuenta del lector.
Ficha Bibliográfica:
Del Valle (2006), Ignacio del Valle, "El tiempo de los emperadores extraños", Alfaguara, Madrid, octubre 2006, www.alfaguara.com, pp.387
2 comentarios:
El argumento me recuerda al de la película "La noche de los generales", así que también se le ocurrió a un no español.
De hecho, se me quedó grabada la respuesta que el protagonista, el policía militar (alemán) que persigue al asesino (un general alemán) le da al policía francés que no comprende la obsesión de aquel: "Él (el asesino) ha jugado a ser un dios en el campo de batalla y en la cama. Yo no puedo impedir que lo haga en el campo de batalla, pero impediré que lo haga en la cama".
Tienes razón! El esquema básico no es inventado por un español (o puede que sí; que en estas cosas todo es dudoso), pero te sugiero que leas el libro y verás que el sesgo que le da a la historia es muy peculiar, con menos gracia sería esperpéntico... pero así como lo creó Del Valle, se mantiene bastante bien.
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