Hay épocas donde me disperso en distintas ramas del conocimiento, otras, como ahora, me concentro en un sólo tema:
La lógica gusta o no gusta; no creo que existan términos medios. Muchos la estudian por obligación en el secundario, como fue mi caso, y entonces, hace décadas, encontré que algo valioso e ignorado me estaba aguardando. Fue un caso de "amor a primera vista". Con los años me dediqué a otras cosas, no menos fascinantes, pero siempre mantuve el interés por esta materia, a la que leía para "desengrasarme" cuando estaba saturado de los asuntos del momento. Autores como Irving Copi (Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires (1965) se incorporaron a mi panteón particular de “amigos virtuales”, y Alfredo Deaño también, sólo que por ser mucho más tardío, mi memoria lo había olvidado. Conservo todavía un librito de "Lógica Matemática" de José Ferrater Mora y Hugues Leblanc, F.C.E, comprado y leído en 1970 que me sirvió de complemento a las clases de Gregorio Klimovski que tuve la gran suerte de participar (como estudiantes) en un curso de post grado. Así que mi relación con esta disciplina, siempre en un plano sencillo y elemental, me ha acompañado durante gran parte de mi vida. Uno de los últimos libros que compré hace tiempo fue "Razón, dulce razón" de T.Tymoczko y J.Henle, del cual hice un breve resumen en este blog, con el sano deseo de compartir mi alegría por su descubrimiento (aunque reconozco que es de difícil lectura si no se poseen ya algunos conocimientos de la materia).
Pues bien Si Ud. quiere iniciarse en la lógica o profundizar un poco más de las superficialidades que ofrece la enseñanza en estudios no universitarios, nada mejor que este libro. Con el valor añadido que está escrito en un castellano de primera clase, algo extraño en nuestro tiempo donde por predominar la literatura traducida estamos a merced de traductores no siempre competentes y casi nunca bien pagados. Esta situación lamentable se refleja en nuestro idioma, empobreciéndolo y llenándolo de tópicos, palabras manidas y falsos sinónimos; horror del cual participo, a veces, inconscientemente (no estaría demás avisar que si alguno lector comprensivo y benévolo advierte en mis entradas algo mal escrito me lo advierta en un comentario, públicamente, así no sólo me sirve a mí sino que contribuye a deshacer lo que torcido está).
Volviendo al tema, lo característico de este libro es que facilita la iniciación o la continúa un poco más allá. Como escribe, Carlos Solís en su Nota Preliminar: "Señalaba también que su libro no pretendía competir con otras obras introductorias, sino que quería ser más bien una propedéutica a ellas. Con esta fórmula modesta no indicaba que su libro fuese más elemental que otros manuales, sino que tenía un fin distinto. El suyo no era simplemente un manual de texto para alumnos de lógica, sino también una verdadera "introducción" propagandística ("en sentido etimológico") a la lógica para cualquier persona interesada. Para un curso de lógica casi cualquier manual es bueno, dado que las insuficiencias del texto, así como sus oscuridades, pueden subsanarse en clase. Lo realmente difícil es escribir un libro que alguien pueda leer, entender y disfrutar por cuenta propia, metiéndose también de lleno en los problemas filosóficos que la lógica suscita." (pág. 12).
Esta edición, ya antigua (ignoro si hay otras, pero una revisión por
Para quién quiera leer el prólogo del autor no tiene más que picar (o clickear, como le plazca) aquí.
Y termino con una cita del libro en que se demuestra como, incluso para ejemplificar el uso de la conectiva “o”, se puede ser un poco pícaro y alegrar la lectura del tema aparentemente más árido: "Se aprende ciencias ocultas estudiando la obra de los teósofos o leyendo a Althusser".
Ficha Bibliográfica:
Deaño(1974), Alfredo Deaño “Introducción a la lógica formal”. Alianza Editorial, Filosofía y Pensamiento, Madrid, 1999, pp. 427.
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