domingo, 25 de enero de 2009

H. Mankell. El Chino

Aquí tenemos el caso de un autor que después de crear un personaje, Kurt Wallander, y de hacerse famoso con él, decide dejarlo de lado, quizá cansado del mismo, y buscar nuevos horizontes. Pero no sólo tenemos en esta novela otra gente sino que la temática misma sufre un profundo cambio. Ya no estamos en una novela “de género” (el policiaco, donde siempre hay por lo menos un asesinato y un enigma que resolver) sino en un híbrido que, con mucha probabilidad, no dejará contento a la mayoría de sus lectores habituales. Estamos muy lejos del Mankell de los primeros títulos publicados en español (La Quinta Mujer, etc.), ahora nos embarcamos en una temática sociológica (China actual) con reminiscencias históricas y con asesinatos también, pero sin constituirse en el centro del argumento, y sin estar tampoco en la periferia. Una situación extraña que si no conocemos al autor podría ser atrayente; más si lo conocemos y queremos leer “de lo mismo” aunque con las variaciones necesarias para mantener el interés, nos quedaremos frustrados, muy frustrados.

Es como entrar en un centro deportivo y encontrar que la mayoría de los estantes ofrecen utensilios de cocina, o ir al cine para ver una película de acción y encontrarnos inesperadamente en un teatro donde dan una obra de Sartre. Las expectativas nos llevan a rechazar, con fastidio, lo que propone la inesperada situación.

Uno espera una situación dramática, donde el asesino está a punto de cometer otra tropelía o el investigador a punto de cazarlo… y nos encontramos con reflexiones muy agudas, aunque detalladas con morosidad,  sobre el libro rojo de Mao,  la situación explosiva del campesinado chino o un retrato del líder africano Robert Mugabe  (actual presidente de Zimbabwe) que también sorprenderá por su benevolencia.

Naturalmente el hilo dramático de la historia se hace trizas. Esta novela me hizo recordar a otra que leí hace mucho, mucho tiempo: La Isla, de Aldous Huxley. Una novela malísima pero un divertidísimo libro de filosofía utópica. La asociación surge a raíz de que la lectura de esta obra es una amena manera de empezar a estudiar lo que ahora sucede en China, pero, por otra parte, puede ser tomada como un intento malogrado para construir una historia atractiva… como las primeras del autor.

Me pregunto sí Mankell quería provocar al lector, o simplemente, se dejó llevar por sus preocupaciones políticas y sin quererlo construyó una obra que no es ni policial ni política, ni de denuncia ni de entretenimiento (aunque también puede ser vista, intentando ser justos, como una combinación de todo lo anterior).

De todos modos la información que el autor necesitó para “El Chino” no es tarea de un día. Cómo escribe en su “Colofón”: “… son muchas las personas que me han prestado su colaboración en este trabajo. Ante todo Robert Johnsson, que una vez más ha sido perseverante y exhaustivo a la hora de recabar datos. Sin embargo hay otros, y la lista sería muy larga; entre ellos se cuentan todas las personas del continente africano con las que tuve la ocasión de cambiar impresiones” (pág. 471).

Por ello propongo un sencillo ejercicio de imaginación que facilitará en mucho la lectura de esta novela y permitirá que nuestras expectativas no la perjudiquen: lea “El Chino” como si fuese la última novela de John Le Carré. Entonces dejará de esperar lo que no hay, y tendrá una perspectiva adecuada del nuevo Mankell (al que espero no ofenda este práctico consejo que acabo de dar).

Ficha Bibliográfica:

Mankell(2007). Henning Mankell. “El Chino”. Tusquets Editores. Colección Andanzas. Trad. Carmen Montes Cano. Barcelona, noviembre 2008. pp.471. Tit. Orig: Kinesen.

4 comentarios:

Golem dijo...

Hola Brigantinus:

Vengo siguiendo tu blog desde hace unos meses, especialmente por tu afición a la historia, que comparto. Coincido en los últimos comentarios también sobre los libros de Larsson. Y aún tengo pendiente de formarme una opinión más amplia sobre Mankell, ya que he iniciado el ciclo de Wallander y tengo sensaciones contradictorias, así que tomo nota de tu opinión sobre "El chino".

Pero el motivo de este comentario es manifestar que no acabó de entender tu posición sobre Le Carré. Ni siquiera volviendo a leer la nota sobre "La canción de los misioneros" he acabado de situarme, sobre si Le Carré te parece un buen o mal escritor. Que pese a vender libros es un escritor difícil y complejo, lo tengo claro. Pero a mí me parece uno de los grandes, y sus novelas siempre me impactan.

Un cordial saludo

Brigantinus dijo...

Caroamigo Fab,
te agradezco tus comentarios. Te aclaro que mis entradas en el blog no pretenden "sentar cátedra" sino sólo transmitir las sensaciones que tal o cual libro me han provocado. No me considero un crítico literario, sólo un lector más, entre millones que existen ¡por suerte! en este mundo tan ancho y extraño.
Volviendo a "El Chino", te diré que es un libro que no me disgustó, pero que tampoco me entusiasmó. Y coincido contigo en que Le Carré es un gran escritor... sólo que yo no me siento ¡cómo decirlo! no me siento muy cómodo con él. No es un autor con el cual me pueda sentir en sintonía desde las primeras páginas. Esto es una cuestión de gustos, de sensaciones, y no tienen porque afirmar nada sobre la cualidad literaria del escritor citado.
El blog, este blog, es más que nada un ejercicio de autoconciencia. Quiero decir que me obligo a decirme a mi mismo lo que a veces experimento pero no con palabras. Al hacerlo entiendo mejor lo que he leído, porque puedo discriminar entre lo que el libro dice y cómo "me sienta" a mi.
Considero que un crítico literario, es una persona que no habla sin estudiar a fondo lo que comenta. Qué es capaz de juzgar porque tiene criterios adquiridos en el esfuerzo del estudio y en la comparación de muchas obras diferentes.
Lo mío es simplemente "impresionista" no va más allá de una charla de café, donde le cuentas a un amigo lo que te pareció el último libro leído.
¿Me explico? Si lo tomas así, el blog tambien puede aprovecharte. Si, en cambio, lo consideras la obra de un "experto"... entonces te confundirá; y te aconsejo que lo dejes de lado.

Golem dijo...

Te agradezco la contestación y te puedo decir que estoy completamente de acuerdo. Yo tampoco soy crítico literario ni mucho menos, y tan sólo pretendo también compartir con otra gente mis sensaciones al leer.

Y en cuanto a Le Carré, ahora te entiendo más. Simplemente no me había acabado de aclarar y por eso mi comentario. Y es cierto que es un autor que a veces también me cuesta. Creo que no conseguí acabar "Un espía perfecto" y que "Amigos absolutos" me costó tres intentos. Pero al final siempre me deja buen sabor de boca.

Espero tu crítica del libro de Preston, que leí hace ya tiempo y que he vuelto a repasar un poco por encima estos días, a raíz de tu nota.

Un cordial saludo

Brigantinus dijo...

Ah! Sí, el libro de Preston. Lo he terminado hace unos días, y me doy cuenta que me falta mucha más información (y adecuada elaboración de ella) para poder dar mi impresión. Ya que me lo pides trataré de hacer una primera... muy provisional. Te aseguro que Franco para mi era un desconocido; que luego de leer sobre él dos o tres libros creía que lo entendía mejor; pero ahora vuelvo a dudar porque no se trata sólo de una figura, sino de un entrecruzamiento de personalidades en una época histórica muy especial. El mismo Franco ahora sería otra cosa radicalmente diferente (quizá un buen oficial de E.M. pero nada destacado). Juzgar a alguien es juzgar a una época, una situación irrepetible, una constelación de sentimientos y valores que ya no existen.
¿Y cómo juzgar al biógrafo sin tener una idea clara del biografiado?
Es la serpiente que se muerde la cola. El caso del huevo y la gallina. No obstante intentaré, como te comento arriba, dar una opinión... muy provisional.