viernes, 5 de septiembre de 2008

R. Vercel. Capitán Conan

Después de haber leído “Tempestades de acero” (ver en el blog) este libro bien podría decirse que es un anticlímax. Si aquel describía la guerra, éste muestra la inmediata posguerra; si aquel describía la valentía y disciplina de los perdedores, éste cuenta la perplejidad y depresión de los vencedores. El primero trata de los alemanes, éste de los franceses; Jünger se sitúa en el frente occidental, éste en el oriental, en la zona de Rumania y Bulgaria (lugar que, por otra parte, desconocía que hubiera habido tropas francesas).

El libro comienza con el fin de la guerra y con la situación de unas tropas maltrechas pero aguerridas que tienen que enfrentarse, en tierra extraña, a la nueva situación donde vuelve a ser mejor un soldado que cumpla las ordenanzas que otro capaz de enfrentarse y destrozar al enemigo.

El capitán Conan, personaje verosímil, salvaje y guerrero, dispuesto a la acción y al que la paz le cae como un tiro, representa las contradicciones en que se encuentran los vencedores. Roger Vergel teje con él, y con el teniente André Norbert el narrador en primera persona de este libro, una relación de amistad y desencuentros donde el teniente simboliza probablemente la voz de la razón y la honradez que trata de salvar a su amigo de los peligros de la paz. “Mi secretario no se despegará nunca de estas fórmulas que constituyen para él el fundamento de la justicia. Le he tenido que amenazar para que procure llamarme “mi teniente” en lugar de “señor fiscal”. Es una excelente persona… lo que en realidad quiere decir que es un imbécil inofensivo. Escribe con una estupenda caligrafía toda suerte de patrañas y cuida la ortografía. Reconozco que me saca de mis casillas y que a menudo se lo dejo traslucir… Y es entonces cuando empieza el juego: me cuenta que tiene tres hijos, que es un hombre cumplidor, que quiere seguir llevando a cabo sus tareas, que no puede prescindir ni de mi confianza ni de mi estima, que no aceptaría nunca ser un estorbo para la buena marcha del servicio… Lo que proclama le conmueve profundamente; acaba llorando sobre todos los informes… No tengo más remedio que pedirle excusas y contener las ganas de morderle” (pág. 141).

Esta novela, premio Goncourt 1934 y de la cual también se hizo una película, es el polo opuesto a la mencionada en primer término. Pero ambas encajan como la cara y la cruz de la misma novela. Al final los perdedores siempre son los de abajo, no importa a que bando pertenezcan.

Ficha Bibliográfica:

Vergel(1934), Roger Vergel, “Capitán Conan”, Inédita Editores, Barcelona, febrero 2004, pp. 239. Traducción Aurora Ortiz de Zárate Aguirresarobe. Tit. Orig: Capitaine Conan.

5 comentarios:

CAROLINA MENESES COLUMBIÉ dijo...

Me encantan tus comentarios, son muy buenos.

Saludos

Brigantinus dijo...

Gracias Carolina, como tienes también un blog aprecio doblemente lo que me dices. Lo que pretendo con mis comentarios es mostrar lo que ha hecho sentir y pensar el libro... no pretende ser un resumen del libro o una recensión erudita ¡puro impresionismo!

J. L. dijo...

Vi cuando la estrenaron la película De Bertrand Tavernier sobre este libro. Buena película bélica,que no de hazañas bélicas.

Anónimo dijo...

Vi la película que Bertrand Tavernier dirigió sobre este libro. Era una buena película bélica, que no de hazañas bélicas.

Brigantinus dijo...

Aún no la ví, aunque me comentaron que es muy fiel al libro. La tengo pendiente ...