miércoles, 10 de septiembre de 2008

S. Larsson. Los hombres que no amaban a las mujeres. Millennium 1

Reconozco que un dato previo influyó en la selección de este autor: había muerto repentinamente, de un infarto, al terminar su trilogía (de la cual éste libro es la primera parte) y antes de verla publicada. Otro dato que no puedo menospreciar es que en su país de origen, Suecia, vendió tres millones de ejemplares. Si consideramos que en total son 9 millones, se puede decir que todo sueco en edad de leer o debe haberlo leído o por lo menos lo tiene en su biblioteca. Un tercer dato que también agrega su peso consiste en la información sobre que Larsson luchó contra las actividades neonazis en Suecia tratando de poner en evidencia sus actividades xenófobas, directas o subrepticias ; hasta tal punto se profesionalizó que fue requerido por Scotland Yard y por la policía alemana para instruir a sus especialistas en movimientos de extrema derecha.

Con todos estos elementos previos estaba cantado que debía caer en mis manos. Este libro se publicó en el 2005 y ahora, tres años después, podemos leerlo en español. Hay bastante tiempo entre ambas fechas, pero me consuelo pensando que en el siglo XIV las modas que nacían en Italia llegaban a la península 50 años después; evidentemente hemos adelantado.  De todos modos a esta altura ya ha vendido más de un millón en Alemania, cientos de miles en Francia y Gran Bretaña, etc. etc. Así que no hay que ser un gran adivino para anticipar que por estos lares también se hará popular. La vida de Stieg Larsson fue interesante y dejó una complicada situación a sus herederos por su inesperada muerte, pero lo que nos interesa es este libro en concreto y si vale la pena iniciar esta trilogía tan exitosa. En pocas palabras: sí.

El libro está bien escrito y los personajes son creíbles, aunque extremadamente raros. El hecho de parecernos plausibles, en el contexto del relato, habla bien de su oficio para la narración y de su imaginación para la creación de personajes que no sean de cartón piedra. No resulta un pegote la información que ofrece sobre los entresijos ocultos de la prensa económica de su país (que, me temo, son vicios que aquí también compartimos): “Hay que distinguir entre dos cosas: la economía sueca y el mercado de la bolsa sueca: La economía sueca está constituida por la suma de todos los servicios y mercancías que se producen en el país día tras día. Son los teléfonos de Ericsson, los coches de Volvo, los pollos de Scan y todos los transportes del país, desde Kiruna hasta Skövde. Eso es la economía sueca. Y hoy se encuentra igual de fuerte que hace una semana. –Hizo una pausa retórica y bebió un trago de agua-. La bolsa es algo completamente diferente. Ahí no hay economía que valga, ni producción de mercancías, ni de servicios. Simples fantasías; de una hora a otra se decide si esta empresa o la de más allá vale no sé cuántos miles de millones más o menos. No tiene absolutamente nada que ver con la realidad ni con la economía sueca.” (pág. 648); ni quiebra la verosimilitud del relato los giros bruscos que la investigación del personaje central, un periodista llamado Mikael Blomkvist, sufre como consecuencia de su inmersión en el tema. Quizá el lector ducho en el género policiaco algo pueda adivinar, pero no lo suficiente como para quitarle emoción a la novela que, por otra parte, puede leerse perfectamente sin tener que esperar el segundo libro de esta trilogía.

Yo me lo pasé muy bien leyéndolo, y se me ocurre que lo mismo sucederá con la mayoría de sus futuros lectores. Naturalmente no perderé, si sigo vivo, el segundo; rogando para que los responsables de su publicación  no nos condenen a otros tres años de silencio.

La edición cuidada y con una letra de tamaño perfecto. Eso sí, y tal como recomiendo en otros libros del género, no es conveniente leer la contratapa y enterarse de lo que podemos hacer mucho mejor siguiendo el ritmo del autor. Si de mi dependiera enviaría a los que escriben estas reseñas al dorso de los libros… a Irán, deportados, y con un cartel colgando del cuello: “Amo a Israel”. Es lo menos que se merecen.

Ficha Bibliográfica:

Larsson (2005). Stieg Larsson, “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Destino. www.destino.es Barcelona, junio 2008, 1ra. Reimpresión julio 2008, pág. 667. Traducción del sueco, Martin Lexell y Juan José Ortega Román. Tit.Orig: Män som hatar kvinnor. Millennium, Norstedts.

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